Raíces de tu voz

 Fuíste el surco que ordenó mis pasos,

la sombra que no ahogaba, sino que

dibujaba horizontes.

En tu silencio, aprendí a escuchar el

lenguage del viento.


Ahora , tu asusencia es un reloj

sin manos,

pero tu risa persiste en el crugir de la madera,

el aroma de un mate mañanero,

en cada semilla que siembro y que se niega

a morir.


Papá, hasta el aire lleva tu nombre

cuando sopla :

me hablan los ríos de tu terquedad

las montañas de tu calma infinita.


No lloro lo que se fué :

sino que celebro lo que se quedó

a fermentar en mi sangre,

sos la brújula rota,

que aún señala mi norte.


Y aunque el otoño borre tu huella

sé que caminas en el latido

que me empuja hacia adelante,

en cada elección,

en cada " gracias " que no dije

y hoy germina.


Descansá , pero no calles :

sigue habitando en las raíces de mis dudas,

en la savia tenaz de mis preguntas...

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