Ecos

 

Ecos de risas perdidas, 

susurros de un tiempo lejano, 

flotan en el aire, 

como hojas secas arrastradas por el viento. 

 

Recuerdos de juegos en la tarde, 

donde el sol se filtraba entre los árboles, 

y la inocencia era un refugio, 

un puente hacia la eternidad. 

 

Carcajadas que danzan, 

entre sombras y luces, 

cuerpos en movimiento, 

en una coreografía de alegría. 

 

Allí, en esa hora dorada, 

los problemas se disolvían, 

y el mundo era un lienzo en blanco, 

esperando ser pintado con sueños. 

 

Pero el tiempo, viajero incansable, 

lleva consigo lo que fue,  

dejando solo la bruma, 

de lo que un día fue risa. 

 

Miro hacia atrás, 

perdiéndome en el horizonte, 

en la búsqueda de esos ecos, 

que aún resuenan en mi pecho. 

 

Las risas vuelven en fragmentos, 

en los rostros de aquellos que amo, 

en el aroma de las estaciones, 

en los retazos de la memoria. 

 

Ecos de risas perdidas, 

no se extinguen, 

se transforman, 

en un canto suave, en un susurro eterno.

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