Susurros de un tango
En el rincón de mis recuerdos,
donde el sol se desliza lento,
y el mate humea en la tarde,
te busco en cada sombra.
Daría todo,
hasta el último sorbo ,
por sentir tus labios,
ese roce de piel que titilaba,
como un tango en la boca,
un abrazo que duraba más que el tiempo.
Las calles de este barrio,
tan llenas de risas y murmullos,
me gritan tu nombre,
y en cada esquina,
el eco de nuestras charlas,
se mezcla con el canto de los pájaros.
Extraño la calidez de tus manos,
cuando se enredaban en mi cabello,
y el susurro de tus palabras,
que se deslizaban suavemente,
como un río que acaricia la tierra.
Daría todo por un instante,
un instante que regrese,
donde el mundo se detiene,
y solo existimos nosotros,
como antes,
sin prisa,
sin ruido,
solo besos y caricias,
bajo la luz de la luna.
La idiosincrasia de esta tierra,
con su pasión y su melancolía,
me recuerda que el amor,
es un baile que nunca se olvida,
y aunque el tiempo nos cambie,
en el fondo, siempre seremos
los mismos de aquel verano,
perdiéndonos en la inmensidad
de un abrazo eterno.
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